Ardeidas en la Encañizada del Ventorrillo
Me ha sobrevenido la preocupación al conocer la
noticia aparecida en varios medios de comunicación regional relativa a una
moción presentada en la
Asamblea Regional , referente a la construcción de una
infraestructura para comunicar el extremo sur del Parque Regional de Las
Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar y el extremo norte de La Manga del Mar Menor.
En concreto la moción presentada venía titulada como
“Fomento
del ecoturismo y educación e investigación ambiental a través de la construcción de
una pasarela peatonal en la zona de las encañizadas de La Manga del Mar Menor”, y fue
presentada en la Asamblea Regional
de Murcia, el 11 de septiembre pasado, por D. José Miguel Luengo Gallego,
parlamentario del Grupo Popular, además de Concejal Delegado de Coordinación y Control de los Servicios
Públicos Municipales y Pedanías en el Ayuntamiento de San Javier.
Dicha moción, sobre “una idea”, aún sin proyecto,
consiste en la construcción de una “pasarela de madera”, de unos 1.500 metros de
longitud, que pretende unir la zona seca más al sur de nuestro municipio (lo
que se ha conocido desde antiguo como La Llana, o Rasos de La Encañizada) con
el extremo norte de La Manga ,
en el término municipal de San Javier.
Respecto a los objetivos que se persiguen, se mencionan el de “fomentar el ecoturismo y la educación e investigación
ambiental”. Pero
si leemos el PORN veremos que la investigación ya está regulada. De hecho los proyectos de investigación son
los únicos que gozan del privilegio de poder acceder a esa zona de Las
Encañizadas, así como el personal de la empresa cuya concesión permite la
explotación de las milenarias artes de pesca. En cuanto a la “educación
ambiental” mi opinión es que antes de dejarle paso a la marabunta de 200.000
personas que se amontonan en La Manga, primero habrá que educarlos, y después
dejarlos entrar en la zona más delicada del Parque.
En cuanto al objetivo de fomentar el ecoturismo, los practicantes de las actividades ecoturistas estamos
(aquí me incluyo yo) acostumbrados a la contemplación pasiva del paisaje, sus
hábitats y especies tanto de fauna como de flora, a través de prismáticos y
telescopios terrestres, así como de nuestras cámaras fotográficas, y entendemos
(y defendemos) perfectamente que determinados hábitats no pueden visitarse
precisamente por cuestiones de conservación. Por otra parte no es necesario ser
un lince para saber que el turista
de naturaleza que elije como destino el
Parque Regional se aloja y consume en San Pedro del Pinatar, y NO en La Manga de San Javier ni de
Cartagena.
Pero me queda el consuelo y la relativa tranquilidad que suponen las
diferentes figuras de protección que recaen en el Parque Regional y que al
estar debidamente supervisadas por Europa y, siendo necesario su visto bueno, espero
y deseo sea desfavorable, además tengo la esperanza en que los ciudadanos de San
Pedro del Pinatar seamos capaces de paralizar dicho proyecto, por tratarse no
sólo de un atentado ecológico hacia la zona más sensible del Parque, sino también
para los intereses turísticos y económicos de nuestro municipio.
Y pongo un ejemplo para que se entienda lo que se pretende hacer:
Imaginemos dos hermanos con sendas fincas en Albacete, de las cuales son
propietarios y responsables. La finca del hermano mayor, tiene ganado, gallinas que ponen huevos todos los
días, tiene plantado cebada y trigo y una huerta que es la envidia de toda la
provincia, tiene un pozo de agua que abastece un embalse para poder regar y dar
de beber a su familia y sus animales, también ha sabido conservar el bosque de
preciosos árboles que existían cuando la heredó, y que es muy valorado por toda
la comunidad.
Sigamos imaginando que el hermano pequeño, con un terreno muy superior al
anterior en extensión, con otro afloramiento de agua natural, en su día tenía
también grandes masas boscosas, pero decidió hace tiempo no plantar nada, destruir los bosques para explanar el terreno,
cegar el pozo porque sólo generaba olores y mosquitos y entonces optó por instalar
cabañas para alquilar y sacar un rendimiento económico por medio de la venta y
alquiler de dichas cabañas… de manera que se encuentra en la actualidad que no
tiene más que una finca llena de casetas y carreteras interiores.
Pero, en su infinita avaricia, al hermano pequeño, se le ocurre la brillante idea de que sus
ingresos podrían ser más suculentos si sus clientes se pueden aprovechar de lo
que el hermano mayor ha conservado, toda su vida, con un plan estupendo… un proyecto
magnífico…
Entonces se pone en contacto con alguien
que puede someter la voluntad del hermano mayor (quiera o no quiera, incluso aunque su familia se
oponga) y decide que ha llegado el momento de trazar una nueva carretera que
una las dos fincas, tirar la valla que los separa y así los clientes de las
cabañas, familia y amiguetes pueden disfrutar de la finca del hermano mayor como
si fuera la suya propia, y así el hermano pequeño sigue con su lucrativo negocio y le da el empujoncito que
le falta esquilmando lo que al hermano mayor tanto esfuerzo le ha costado
mantener y cuidar...
¿Os parece bonito? Pues, sinceramente, yo no entiendo que el hermano
mayor tenga que acceder a esas pretensiones sin luchar por defender su finca, y
que para colmo aplauda lo que el hermano pequeño propone para su exclusivo
beneficio.
Por tanto, es inaudito, en mi opinión, plantear, en
contra de lo que se ha legislado, una
infraestructura que se basa en la desprotección de una de las zonas más
sensibles del Parque Regional y que
goza de la máxima protección por albergar hábitats de conservación prioritaria,
y es inaudito que, una vez hemos alcanzado el nivel de figuras de protección de
las que goza el Parque Regional, se plantee, asimismo, el uso de esta pasarela
como amparo para el estudio, para potenciar el ecoturismo y defender su existencia
como vehículo para potenciar la investigación. Es simplemente absurdo.
Se me hace difícil pensar en qué medidas se basaría
el control de accesos a dicha zona de paso de la pasarela porque cualquier
persona, educada o no, podrá hacer uso de ella. De hecho dudo que haya, tan
siquiera, una sola petición de demanda por parte de los colectivos de
investigadores, ecoturistas o docentes, que serían los beneficiados tal y como
se alude en los argumentos de la moción. Dicho esto, si nadie está demandando
un proyecto como este, ¿qué sentido tiene siquiera planteárselo? …máxime cuando
aún quedan muchas cuestiones por resolver y problemas que solucionar que vienen
arrastrados desde hace muchos años.
Para nada he llegado a pensar que un Ayuntamiento
devorador de suelo (como ha venido demostrando San Javier en La Manga ) y permisivo hasta el
extremo de dejar construir viviendas cuyos escalones penetran en el propio Mar
Menor, se haya convertido de la noche al día en defensor del paisaje, o amante
de la naturaleza. Más bien lo que presumiblemente se persigue es ofrecer otro
atractivo más a su fuente de ingresos principal, el turismo de masas con el que seguir haciendo caja. Y están en su
derecho, como no puede ser de otra manera. Pero también este pueblo de San
Pedro del Pinatar está en su derecho, y
tiene la obligación, de defender lo que hoy debería ser el eje principal de
su futuro turístico, explotándolo de forma sostenible, y no dejar la puerta
abierta a miles de personas que, en general no se les presume concienciadas con
el respeto de la naturaleza,…precisamente a la altura de la propuesta de este
proyecto que nos plantean.
Otro aspecto a resaltar es, que si leemos
detenidamente la moción que se aprobó, en
ningún momento se cita de forma literal unir físicamente las fronteras de ambos
municipios, aunque se intuye al leer el texto completo. Leyendo el texto
del diario de sesiones el Sr. Luengo nos da un ”idílico” paseo por lo que
muchos ya conocemos, admiramos y respetamos, y nos pone la carne de gallina
cuando nos invita a cruzar por una pasarela hacia los edificios de La Manga y
Veneziola. ¡Qué bonito final para un paseo naturalista terminar en una jungla
de hormigón y caos humano y circulatorio!
Dicho esto,
si nos ceñimos a lo que se aprobó, supuestamente la pasarela no debería ser un
puente de unión entre ambos extremos, sino simplemente acceder a las
encañizadas. Pero… ¡un momento!: si esto fuera así y se llevara a cabo la
moción en los términos aprobados seguramente no le valdría a nadie el no poder
pisar la otra orilla…, ¡Pero claro! es obvio que lo que realmente se persigue
es simplemente comunicar ambos municipios, y no los objetivos pseudo verdosos
con los que nos están vendiendo el proyecto.
He dado cuatro veces la vuelta andando al Mar Menor,
y he podido ver y sentir, de primera mano, cada tramo de costa de los cuatro
Ayuntamientos que bordean la Laguna. Os puedo decir sin dudar que lo que San
Javier ha permitido urbanísticamente es difícil de calificar, cuanto menos, no
tengo ninguna duda de que NO van a respetar ni un solo palmo de nuestro Parque
Regional y que vendrán demandas futuras que acabarán con los pocos recursos
naturales que hemos ido heredando en San Pedro. Primero deberían solucionar sus
problemas urbanísticos y otros muchos que azotan a La Manga. Así que todas esas
ideas de gestionar la pasarela, limitar accesos, concienciar a los usuarios y
demás no son más que papel mojado y carecen de toda credibilidad.
En cuanto a los beneficios, en general, que puedan
recaer en el pueblo de San Pedro del Pinatar tampoco termino de ver ninguna
cuestión de peso que determine una aceptación positiva del proyecto por parte
de ningún colectivo social, político o privado, en detrimento del irreversible daño
ecológico (salvo intereses ocultos futuribles). En cualquier caso, según mi
opinión, pesan más los aspectos negativos que los positivos si se llevara a
cabo el proyecto.
Entrando en materia económica, la comunicación de nuestro municipio con la parte norte de La Manga,
sea cual fuere la infraestructura y su
magnitud, detraería la actividad económica
y el consumo en la ya castigada de por sí economía hostelera y hotelera local.
Es obvio que ningún ciudadano que resida, o pase sus vacaciones en La Manga,
vaya a venir andando o en bicicleta a San Pedro a comprar un frigorífico,
tomarse un café o comer en un restaurante de nuestro pueblo, por poner algunos
ejemplos.
Si algún nenico quiere darse el lujo de completar la
vuelta al Mar Menor, y no mojarse el trasero o los “piñones” (de la bici),
puede coger el ferry que hace la línea La Manga - Stgo. De la Ribera, en el que
además por 1 Euro adicional puedes llevar la bici.
La zona de las encañizadas es un paraje netamente natural,
sometido a los caprichos de la naturaleza y distante de las comodidades de una
ciudad y sus lujos. Transitar por allí siempre supone una serie de
inconvenientes para ciertas personas que no entienden porqué aquello huele a
cieno, hay, según épocas, cantidades ingentes de mosquitos y otros insectos,
carece de iluminación artificial, no existen puntos de abastecimientos de agua,
sombra, etc, entre otros inconvenientes. Esto se debe al resultado de la acción
conjunta de factores como el clima, la erosión, factores geológicos y
biológicos, así como la mínima acción antrópica, y no se puede cambiar de la
noche al día, ni tan siquiera a medio plazo, pues las fuerzas de la naturaleza
superan al control humano, por suerte.
Nuestra querida zona de la playa de Punta de Algas puede
pasar de ser, de un grado de ocupación baja (dado que llegar a ella supone una
larga caminata o un buen paseo en bici), a ser una playa de uso muy intensivo.
Y esto conlleva: basuras y problemas. Pero
la peor parte por supuesto, cualitativamente hablando, se la van a llevar los
ecosistemas asociados a las encañizadas, ya que soportarán la ida y vuelta de cada una de las personas que
decidan cruzar en cualquiera de los sentidos norte/sur y las inherentes
consecuencias del trasiego de miles de personas que no sabrán ni donde están
pisando.
Este idílico proyecto nos puede hacer perder, si
finalmente se lleva a cabo, unas cuantas figuras de protección europeas. Sinceramente
creo que lo que se está planteando es una insensatez en base a la ignorancia y
el desconocimiento de medio natural, asentada, una vez más, en el pan para hoy.
Es, sin lugar a dudas, el germen de una infraestructura de comunicación mayor…
y entonces el debate que se debería plantear es otro muy diferente, porque lo
que San Javier viene demandando es una infraestructura de una magnitud muy superior
para dar salida al embotellamiento al que han sumido la franja costera de La
Manga por el frenético e incontrolado desarrollo urbanístico que se ha venido
llevando a cabo. Y de esto los de San
Pedro no tenemos culpa.
Personalmente me parece una ocurrencia propia de
alguien que llega por primera vez a ese sitio y se lo imagina comunicado para
poder pasar en bicicleta o andando y cerrar un circuito por el mero hecho de
poder decir que se ha hecho los 65 kilómetros del perímetro del Mar Menor
caminando o en bicicleta.
Las benevolencias de este proyecto no se deberían basar
en los argumentos de tinte verde esgrimidos en el debate de la Asamblea , ni como el
repunte de la actividad económica y turística, al menos para el municipio de
San Pedro, porque es simplemente engañar a los empresarios y al resto de
ciudadanos, máxime cuando en la parte de nuestro municipio no existe ningún
tipo de servicios, en torno a la misma, ni pueden existir habida cuenta de la
legislación existente al respecto.
En lugar de joder lo único que nos diferencia del
resto deberíamos hacer esfuerzos para solucionar los problemas y necesidades
que sí que podrían tener un apoyo mayoritario de los ciudadanos y el tejido
empresarial de nuestro municipio, en beneficio de la potenciación del turismo con
propuestas reales, sostenibles, respetuosas y realizables.
José Luis Caravaca Teruel.
José Luis Caravaca Teruel.
Buenísimo artículo, José Luis.
ResponderEliminarA ver si entre todos paramos este disparate de proyecto.
Un saludo:
Salva