miércoles, 3 de junio de 2009





La orquesta del Titanic

Una de las más famosas leyendas del Titanic es la relativa a su banda de música. Durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda dirigidos por Wallace Hartley, se situaron en el salón de primera clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza. Más tarde continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes. La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría.

Ninguno de los integrantes de la banda sobrevivió al naufragio, y desde entonces ha habido mucha especulación respecto a cuál fue la última melodía que interpretaron. Algunos testigos dicen que la última canción fue «Nearer, my God, to Thee» («Más cerca, oh Dios, de ti»). Por otro lado, existen tres versiones de dicha canción y nadie exactamente ha podido confirmar cuál de ellas se interpretó, o si realmente fue ésa la última.

El cuerpo de Hartley fue uno de los que se recuperaron y pudieron ser identificados. Su funeral en Inglaterra contó con la presencia de miles de personas. A pesar de ser considerado como un héroe en su país, la naviera White Star Line le cobró a su familia por el coste de la pérdida de su uniforme. Fuente: Wikipedia (http://es.wikipedia.org)

Se me viene a la cabeza, últimamente con demasiada frecuencia, la trágica y efímera existencia del flamante buque estrella de primeros de siglo pasado RMS Titanic. La analogía entre la historia de los últimos días de vida de este buque y la del “Titanic” pinatarense es obvia para muchos ciudadanos de San Pedro.

La más apreciable diferencia es que en esta última viajan muchos más pasajeros, sin embargo aquí no habrá victimas mortales (es un consuelo, oiga!). Hace casi seis meses que se abrió una vía de agua, por una mala decisión (de las de manual para torpes en la política, o cómo empezar en política sin caer en el intento) y se avecina una difícil singladura para quienes quedan en el siniestrado buque.

Y también siguen pasando los meses sin que nadie dé una explicación al pueblo, ni a los cuatro concejales que viajaban en el buque y el capitán lanzó por la borda sin previo aviso para pasto de los tiburones. Entretanto, se usan los despachos oficiales para instalar dudas y mentiras para hacer creer a los que van de visita que somos más malos que el arsénico, así como si la gente no nos conociera y vinieran luego a darnos los pormenores. También algunos de los músicos del coro (de los que no tocan instrumentos en la orquesta porque no pueden, pero ya quisieran ellos) cumplen fielmente las indicaciones y se esfuerzan en publicar en este periódico lo que los otros no pueden (los que tienen instrumento y tocarían si les dejaran).

Seis meses en los que la acción de gobierno en el Ayuntamiento se limita a la mera labor administrativa, pura y dura. Eso sí, muchos proyectos, perdón… ¡ideas! que los proyectos hay que pagarlos y no está la cosa para ir derrochando.

Y qué razón tienen los más “viejos” cuando decían que ese mismo capitán, siendo subteniente, ya nos hundió un buque antes que saliera de puerto, ¿que cómo es posible que se le dejara el timón?, eso nos pasa por no escuchar a los que más saben. Y la verdad sea dicha, reconociendo las cosas, lo que hizo el Psoe en su día es el equivalente a que a mi me nombraran obispo de la diócesis de El Mirador, ¡mismamente!

Los peor que tienen los oportunistas que llegan “a mesa puesta” no es que no se lo curran en los preparativos, sino que se suelen ir, con la barriga llena, y sin recogerla.

Si me lo permiten les voy a dar un consejo: desconfíen de quien se esfuerza constantemente en decir que nunca miente y que siempre os dé su palabra de honor como para convenceros de algo y buscar complicismo. Mis tres compañeros y yo hemos aprendido que quien se esfuerza demasiado en predicar eso es precisamente un artífice de todo lo contrario. Quien no miente no necesita ir constantemente recordándolo y quien tiene palabra ni siquiera se esfuerza en ir anunciándola.

Os dejo por esta vez, os “mentiría” si os aseguro que volveré a escribir el próximo mes y no os doy mi “palabra de honor” de que lo haré, voy a escuchar si sigue sonando la orquesta… (Indicativo de que aun flota el buque).